La Medicina Orthomolecular es una forma diferente de concebir la medicina, restableciendo el equilibrio químico del organismo, ortorgando la molécula necesaria en el momento justo.
Los tratamientos son en base a vitaminas, minerales, aminoácidos, ácidos grasos esenciales y enzimas.
Los diagnósticos están basados en la bioquímica individual de cada paciente, considerando los elementos que hoy nos intoxican por la polución ambiental, la contaminación del agua y el suelo, las radiaciones, las carencias nutricionales y el stress psicofísico.
Pretende llegar a la causa de la enfermedad y no solo paliar sus síntomas. La medicina orthomolecular se distingue por estudiar especialmente el sistema antioxidante que tenemos desde que nacemos y que con el tiempo se va deteriorando. Éste está basado en tres enzimas que transforman el oxígeno que respiramos en agua y evitan la producción de radicales libres.
Por medio del uso científico de la Medicina Orthomolecular y el estudio del “sistema antioxidante interno” estamos en condiciones de defender cada parte de las células del ataque de los radicales libres. Los radicales libres son átomos y moléculas inestables, porque les falta un electrón.
Por esto se unen a otros átomos y les quitan los electrones de las últimas órbitas, produciendo reacciones en cadena afectando los tejidos vivos.
Los tratamientos son preventivos y curativos. Cuando las patologías ya avanzaron en forma silenciosa como la artrosis, la hipertensión, la enfermedad coronaria y cerebrovascular, la pérdida de la memoria, la diabetes e incluso el cáncer, la medicina convencional no ofrece respuestas.
La Medicina Orthomolecular llega antes, pudiendo usar mi conutrientes para reparar una bioquímica alterada. Al combatir la enfermedad preexistente, se puede volver a poner el motor en marcha, sabiendo prevenir futuros desarreglos para mantener la calidad de vida.